CHARLA DE ASTRONOMIA CON CIENTIFICOS DE OCHO AÑOS
Por: Alberto Quijano Vodniza
Master en Física – Universidad de Puerto Rico
Fundador y Director del Observatorio de Pasto
Miembro de la “American Astronomical Society”
Hace algunos años atrás, tuve la maravillosa oportunidad de charlar temas de astronomía con niñas y niños de primaria del Colegio Javerianito en el Auditorio del Banco de la República. Y aunque varias veces he dado conferencias a estudiantes de bachillerato, a universitarios y en general a personas adultas, nunca lo había realizado con personitas de tierna edad.
Acepté el reto de hablarles acerca del sistema solar, pero tenía muchas dudas de cómo tratar el tema para que los niños me entendieran perfectamente y pudieran disfrutar de sus curiosidades científicas, ya que siempre he partido del postulado de que el aprendizaje de la ciencia, debe ser placentero y no una tortura. Pero tenía miedo de llegar a ese jardín florido y quizá maltratar a sus flores con mis ideas y pensamientos.
Al estar de frente ante tan selecto y atento auditorio, realmente mis palabras se colmaron de emoción al percibir en los ojos vivarachos e inocentes, el brillo que sólo aparece en la irada de los experimentados científicos cuando disfrutan plenamente del hallazgo de una nueva clave arrancada a los cofres que guardan los secretos de la ciencia, o percibí en la alegría de esas miradas el interés de mi inquieto hijito Alberto cuando sólo tenía tres años y se divertía observando en mi estudio fotografías de la luna, de Júpiter y Saturno, o talvez vi en el asombro de sus rostros, el mismo asombro que se dibuja en mi alma cada vez que leo libros de Astronomía y me embriago con las películas y fotografías de la exploración espacial o con aquellas capturadas por las naves espaciales que se desplazan lentamente por los grandes vacíos cósmicos.
Fue emocionante el intercambio de conocimientos con aquellas niñas y niños, conocimientos que se supone sólo pertenecen al MUNDO SERIO Y COMPLICADO DE LOS ADULTOS, al mundo de las personas que no pueden ver más allá de lo perceptible, al mundo de los individuos que sólo ven un sombrero donde debería haber “una boa digiriendo a un elefante”.
Ese selecto auditorio a sus siete u ocho añitos conocía bastante el tema de la charla… Al principiar, un inquieto muchachito me preguntó con aire picaresco: “¿Comparando a Júpiter con Saturno, cuál planeta es mayor?….pues en esa gráfica se ve más grande a Saturno y no es acaso lo contrario?”….De allí en adelante las preguntas inquietantes llovieron….cuestiones que casi nunca formulan las personas adultas, cuestiones muy interesantes planteadas por personitas que se supone se dedican en esa edad únicamente a jugar con las muñecas de trapo y los soldaditos de plomo. Preguntas de este tipo brotaron de sus labios:
“ Por qué la Tierra tiene un solo satélite natural y Marte tiene dos, aunque es mas pequeño que la Tierra?”, “Por qué Saturno posee anillos y otros planetas no”, “Por qué los planetas son aproximadamente esféricos y los satélites de Marte no..”, “Por qué los asteroides tienen forma irregular?”…..Y el infantil auditorio no únicamente preguntaba, sino que también a mis interrogantes con gran seguridad sustentaban planteamientos como los siguientes:
“ …El sol se debe acabar un día porque es como una gran veladora..”, “.. El sol atrae a los planetas como un imán atrae a pedacitos de hierro”, “…Los planetas a pesar de que son atraídos por el sol no caen en él porque tienen gran velocidad y se mueven entonces por unas líneas que se llaman órbitas…”, “…Debe existir vida en otros planetas porque el Universo es muy grande…”, “…Nos gustaría ver los planetas y las estrellas a través de un telescopio…”, “…Se supone que pueden haber planetas más allá de Plutón…”, “…Cuando el sol se acabe, se acabará también el sistema solar…pero Dios debe haber creado otras cosas para cuando se acabe la Tierra…”, “…Los anillos de Saturno se deben a cristales de hielo…”, “…En Venus debe hacer mucho calor por las nubes espesas…”….
Ojala pudiera algún día hablar con ese selecto auditorio otra vez….cuando sean adultos…y verificar si aún aman la ciencia y han derrotado con fortaleza a los numerosos asesinos de la imaginación y de los sueños infantiles que abundan en muchas instituciones educativas y en los caminos de la vida.
¡Realmente fue una experiencia inolvidable!…el tiempo corrió muy rápido….retorné al tiempo y a las frescas praderas donde en compañía con mis Padres contaba los luceros en las eternas noches de verano…. Y viajaba a las constelaciones y galaxias a platicar con el silencio eterno…
Ojala la juventud estudiosa y nosotros los adultos recobremos la sensibilidad artística y científica que tuvimos en los primeros años infantiles, antes de perderla en la escuela elemental y en el bachillerato, antes de que los mil y un vientos antipedagógicos destruyeron nuestros castillos de ilusiones.
Es necesario revivir en estos tiempos la curiosidad y la imaginación si queremos progresar en la investigación. ¡Debemos conservar la niñez si queremos trabajar en la ciencia!